Amigos, después de dos meses de parada, regreso a este espacio donde quiero imaginar que os encontraré de vez en cuando. Creedme que valoro muchísimo esa perspectiva: la de vuestra hipotética complicidad, quiero decir. Si un año más sucede que os propongo algunas pausas interesadas, esto es: que os demoréis aquí para cavilar y/o disfrutar a partir de un tema que, tanto para vosotros como para mí, merezca cavilación y/o prometa goce; si un año más, digo, damos juntos en la tecla buena, me seguiré considerando un afortunado. No os cuento. No es vuestro número lo que alimenta mi vilo. Es esa posible diana, que en cada uno de vosotros (uno a uno), y en mí mismo, vislumbro: la inquietud compartida.
Como cada año (uno más / ¿un regalo? / ¿hasta cuándo?), durante mi retiro fui capaz de escribir un poema largo y una novela corta. Regreso a mi cita con vosotros (contigo, lector-uno que espero no sé dónde, multiplicado por ti mismo) con el primer acto de ese poema recientísimo, que dediqué a Dante. Ojalá os guste (te guste). ¡Feliz 2020!
ENTRE TORRES Y ESCOMBROS
Como espigas de
piedra (hojas y flores ocultas, atentas al
campaneo en el umbral, todavía, de la
máquina-reloj) las torres laicas, también
vigías de feroz ventalle, irritan, empinan
el alzado frailuno de la delfín de Roma: la
nieta (una más) medio griega, medio
persa, medio fenicia, medio romana de
Ausonia. Florencia, quinto elemento dijo
el octavo Bonifacio. La Toscana rehija. Sus
caballis barban.
Puede que intuyan
reencarnación. Vuelan sobrepujando la
chatura villana en pos de ciudad, de
nación, ¿de reino? ¿Reino de Dios, del
hijo de Dios? …A la nona de un día de
mayo, después de que tres veces trian-
gularan los argumentos (ah, el tres: raíz
de nueve, cómo trajina para indicar la
raja de la mazmorra) a los pies de Santa
Margarita (no tumba todavía de Bice
Portinari, que connacía; no hucha empu-
tecida por los guiris) el esperado descen-
diente de Cacciaguida (lo que dicta La
comedia, a misa): una criatura prognata,
fea, ¿epiléptica?; llegó para musicar el
Almagesto, en tanto se habilitaba la vía
copérnica. Llegó para renovar… (Todo
parto necesita
audacia. Toda mañana es, en
cierta medida,
insensata). Europa /
cristiandad / luz /
resol / lengua… Dante.
Entre torres y
escombros (demasiado Uberti /
Cerchi / Donati…
demasiado Clemente /
Felipe) el nacido se
acoge, se aferra al
viejo edicto de
Caracalla… enroma. Roma,
pero primero
Florencia; las calles oscuras,
escombradas de
Florencia. Piedras más o
menos alemanas, más o
menos italianas, que
suben y bajan los
andamios al son de
Las Decretales,
mientras en Francia con-
trolan (¡hélas!) las
apuestas. Primero juego
y plaza. Y letra:
letra sub ferula. Y or-
fandad. Y prima
revelación: ah, Bice
(Beatriz), esa niña
que sueña en la torre
vecina… Entre las
torres, pasarelas. Bajo
las pasarelas
prohibidas, piedras. Entre
las piedras
amontonadas, sueños. …El
magnate puja. El
noble resiste. El niño
sueña. A su manera.
Es un florentino: ni
agua, ni fuego, ni aire,
ni tierra. Sueña
en corto como
florentino, a cubierto de
la materia; y en
largo despierta como
romano (entiéndase
hijo del mundo) como
cristiano (entiéndase
hermano del hijo del
Padre) a cubierto de
la intrascendencia, bajo
el manto real de todas las techumbres. …La
mano de Dios sale de las nubes. Pulsa
su forma mentis. ¡Gracia! ¡Hosanna! Le
asigna un alma
entera: animal / intelectual /
divina; predispuesta
a la areté: reza /
trabaja / combate.
Tres operaciones del
alma. Tres
actividades del hombre. Tres
caras tiene el
demonio, que dopado
aparece en escena.
¿Gambito divino? Un
leopardo, un león y
una loba, acechan
en los escombros. No
van solos. No van
sueltos. Alguien que
habla en latín los con-
trola. ¿Los controla?
Los mantiene sujetos,
olisqueando en la
escombrera. ¡Cuidado!
De casa de Folco sale
Beatriz; de casa de
Alighiero, Dante. Nueve años tienen
ambos. Ambos bautizados en San Gio-
vanni. Ambos, soñadores de torre. Ambos
predestinados a imaginar una montaña
de seda, donde sólo había… ¡Zas! Beatriz:
luz / alcanfor / azagaya… hierofanía. Y él
(cadena perpetua) a combatir el taeduim
vitae
calculando la geometría de un
beso. Cartilla. Cartilla. Recordad: letra
sub férula.
¿Niñez en el Medioevo?
Nueve años de estudio para lograr com-
prender el próximo encuentro, para que
la razón poética pueda cobrar su presa, y
de nuevo a la nona de un día de mayo, Beatriz
lo mire, ¡Dios!, lo salude. Letra. Letra ad-
ministrada por mendicantes. …El Panteón
de Agripa se ha convertido en iglesia, en
templo, quiero decir, de Cristo. Dante se
vierte a sí mismo por el óculo impuro que
Tomás acrisola en Paris, esa invención
carolingia que el Magno Alberto arrebata
a la barbarie noruega, a la avidez de Nemrod. …Ya
estaba el
sol disparando el día. En los
salones de la historia, por sus ventanales
góticos, penetraba la bala sin afectar al
vidrio negociador de luz. La luz, esa luz
dilecta (ni cirio ni antorcha: pura helio-
descarga hecha por El Luminar con su máuser
preferida) impactaría… no impactaría, impactó,
en la sesera del niño: matemático Casandro
a quien fulmina el amor.
qué bueno, Jorge, me calientas el alma con tu poesîa, abrazo grande, contenta siempre de tu regreso.
ResponderEliminarGracias, poeta, muchas gracias. Mira, tú hablando de calentamiento, mientras acabo de recibir una tarjeta de fin año de otro poeta y amigo (Fernando del Val) que dice:
ResponderEliminarDestrucción, luz y calor
Luz y calor
Luz.
Qué bueno... Eso: mucha luz. Y besos.