sábado, 24 de enero de 2015

Los imprescindibles



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Ayer tuve un día con dos lados muy distintos. En el uno, el más doliente, murió mi buen amigo Antonio Pérez Solano. En el otro, su imposible compensación, leí varios poemas ante un público fiel y respetuoso con la poesía, y además, lo hice acompañado de gente muy querida.

Tuve que acudir al recital (programado y comprometido con “Los Viernes del Sarmiento” desde el pasado mes de noviembre) después de asistir al funeral de Antonio. Tuve que sobreponerme a su pérdida leyendo poesía. Precisamente ayer debía leer algunos poemas de un libro inédito dedicado por completo a la amistad, titulado “Un no rompido sueño”. Dolió, pero se hizo.

Concluido el recital, que amablemente presentó el profesor Javier Blasco, Marisela y yo charlamos con varios amigos, y compartimos un buen rato con Georgina Sánchez Torres, una excelente músico (intérprete, compositora y directora de orquesta) que tuvo la gentileza de ir a escucharme. Nuestro común aprecio por el arte y nuestra creciente amistad cerraron el día, aliviando su último trecho de forma considerable.

Hoy no encuentro el ánimo adecuado para extenderme demasiado, pero el recuerdo de mi amigo Antonio (vivo) y la música de Georgina (que sin cesar escucho desde anoche) permiten que me aferre al lado bueno de tan difícil jornada, que desde él desee compartir con ustedes algunos de los poemas leídos ayer.

En el vídeo de la cabecera les dejo un par de ellos, cortos. Sucediendo a esta nota les dejo otro, cuya lectura dediqué a la memoria de Antonio: “Los imprescindibles”. Éste, desafortunadamente, no quedó bien grabado. 

Por último, permítanme dejar dicho, también aquí y por escrito, que Antonio fue una de las personas que más me ayudó cuando llegué a Valladolid; que fue una de las mejores personas que conocí en esta ciudad; que apoyado en gente como él, aprendí a amarla.

A la memoria de mi buen amigo:
       


Los imprescindibles
  

                                      ...temblar siento ya mi entendimiento.
                                                                     Ausias March


Los que te acompañaron a explorar lo inhóspito
donde no habían seno ni espaldas atlánticas.
Los que te escoltaron hasta el primer desafío
y lo midieron contigo, ciegamente.
Los que te eligieron entre tantos otros
para compartir las llaves de su temblor primero.
Los que fueron a la vez azogue y rostro
en el espejo incierto que te dimensionaba.
Ésos.

Los que contigo bajaron la cremallera a la vida
sin reparar en cuánto se la jugaban.
Los que aprendieron a pecar junto a ti
pero jamás lo hicieron en tu contra.
Los que combatieron la hoguera que te abrasaba
aunque se quemaran las manos, la estima.
Los que estamparon sus huellas dactilares
en los documentos que te bendecían.
Los que muy a su pesar te abandonaron
(albor en la memoria de vórtice y debacle)
Los que a destiempo murieron.
Ésos.

Los que leyeron libros que no leíste
y compartieron generosos su valiosa llama.
Los que habitaron los celajes que soñaste
y contestaron tus peores pesadillas.
Los que gozaron cuando triunfaste.
Los que no hurgaron en tus fracasos.
Los que callaron las palabras espinosas
cuando podían herir sin beneficio alguno.
Los que nunca las callaron cuando no decirlas
habría implicado traicionarte.
Ésos.

Los que evitaron que te cegase el coito con la vida.
Los que cuidaron a tus hijos cuando no pudiste.

Los que estarán para acotar tu ruina
con su infalible gavilla de azules...

Ésos, querido Bertolt, y no otros
(no seamos ahora trascendentes)
son los imprescindibles.

¿Lo sabes ya?




 

4 comentarios:

  1. Eres un Artista fascinante, Jorge. Nuestra amistad durará siemrpe.

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  2. Muchas gracias, amiga. Firmo donde tú digas. Que no me abandonen ni tu amistad ni tu música. Y no se trata de cruzar piropos, pero permíteme reconocerme como tu más rendido admirador. Tú eres una artista fascinante. Créelo. Te abrazo. Jorge

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  3. Muy triste perder a un amigo cercano, son golpes fuertes, mucho coraje a ustedes y a la familia. Bellisimo homenaje y poema y estoy segura que volveras, no se despide a un ser querido de un golpe. Abrazos para ti y Maricela.

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  4. Muchas gracias, amiga. Recibo tu abrazo, y te envío el mío. Jorge

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